sábado, 8 de noviembre de 2008

JUEGOS LUDICOS


El niño y la niña construyen conocimientos haciendo, jugando, experimentando; esta participación implica actuar sobre su entorno, apropiarse de él, conquistarlo, en un proceso de interrelación con los demás. Es mucho más que elegir los materiales o los compañeros y las compañeras para sus juegos. Un clima participativo contribuye a que el niño o la niña del Nivel desarrolle la capacidad de manejarse de manera autónoma, creativa, con iniciativa y solucionando problemas cotidianos. Como se aprecia, esta participación activa de los alumnos y las alumnas en la experiencia educativa permite redimensionar el juego infantil. El juego se convertiría en la estrategia pedagógica por excelencia por el hecho de que es la manifestación más importante de los niños y las niñas. Es su manera natural de aprender, es placentera, creadora, elaboradora de situaciones y el canal para expresar sus deseos y fantasías.


El juego posibilita la consolidación de las nociones y pre-conceptos acerca del mundo, desarrolla sus diferentes formas de expresión y su lenguaje, posibilita el desarrollo motor, permite construir relaciones sociales a través de la asunción de roles y la práctica de reglas morales, así como la necesaria expresividad de sentimientos y temores que Irán dando fuerza al yo para la consolidación de la personalidad. Por otra parte, induce la exploración y experimentación promoviendo el desarrollo cognoscitivo.


Otra forma de organización pedagógica que propicia la participación es el ambiente estimulante. El ambiente del aula, del centro educativo o de algún espacio de la comunidad posibilita, a partir de la interacción activa con él, la socialización y la oportunidad de que cada niño y cada niña explore, manipule y transforme progresivamente su espacio circundante, a la vez que va desarrollándose y entrando en contacto con manifestaciones de los saberes elaborados que lo y la estimulan.


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